Esta es mi manera de agradecerte esos gestos de amor que son tus visitas.
Siempre ha sido una alegría ver tu rostro sereno, contemplar tu calma, sentir tu vida.
Últimamente he recuperado la alegría de ver la vida en los seres vivos.
Cuando late el corazón, en ti o en mi, siento el gozo de vivir.
Las adversidades son circunstanciales.
La enfermedad, el dolor, la vejez y la muerte, son circunstancias.
Lo esencial es la vida, la luz que irradia en todas direcciones: largo, ancho, alto y profundo.
Por eso doy gracias, porque vives y emites luz.
Porque me visitas con tu luz y con tu amor.
Un beso.
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